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El suelo de corcho HARO presenta una vivacidad natural total
Seleccionado y procesado cuidadosamente, representa la base para un revestimiento ecológico, biodegradable y ergonómico de alta calidad. El suelo de corcho es cálido para los pies y actúa como aislamiento. Amortigua el ruido ambiental y proporciona un alivio a las articulaciones y la columna vertebral. Adicionalmente, el suelo de corcho HARO es fácil de cuidar.
Una invitación a caminar descalzo
¡Hombre! ¿Todavía no conoce el corcho? Este material natural y dinámico, producido de la corteza de alcornoques, tiene muchos más talentos que tapar cuellos de botellas de vino y de champán. Seleccionado y procesado cuidadosamente, representa la base para un revestimiento ecológico, que gana en elasticidad y biodegrabilidad a casi todos los demás. El suelo de corcho aísla, amortigua el ruido ambiental y de los pasos, y es además muy fácil de cuidar.
Acabado de cortar al árbol
El alcornoque crece en el Mediterráneo Occidental desde hace más de 60 millones de años. Los fascinantes árboles llegan a cumplir más de 300 años y crecen en dos direcciones: en el interior se produce la madera y en el exterior, el corcho que es extraído cuidadosamente a mano. Con un 50 por ciento de participación en el mercado, Portugal es el suministrador más importante de esta materia prima. La producción de corcho goza de una larga tradición en ese país. De nueve a diez años necesita el árbol cada vez hasta que su corteza vuelve a ofrecer la calidad requerida para la producción de los pavimentos. A propósito, el descorche no produce dolor al alcornoque. Muchos árboles viejos han sido descorchados hasta decenas de veces.
La naturaleza traída a casa
Nosotros sólo procesamos el material descorchado de mejor calidad para producir nuestros suelos de corcho –al fin y al cabo es para que lo disfrute durante mucho tiempo–. Ahora sólo falta el tratamiento de la superficie, entonces nada impide una puesta en escena impresionante en su casa.
Un multitalento
Bajo la acción de la presión, el corcho se afina notablemente y se encoge hasta en un 40 por ciento, sólo para después inflarse hasta su forma original. Los aprox. 60 millones de celdillas de aire que un trozo de corcho del tamaño de un terrón de azúcar tiene lo hacen tan elástico como la piel de los humanos. ¿Quizás sea por esto que a los niños les encante jugar sobre el suelo de corcho? También les encanta a los alérgicos y los asmáticos. No absorbe polvo ni suciedad, con lo cual se mantiene limpio hasta lo más profundo de los poros, en el sentido estricto de la palabra.
Materia prima con historia y futuro
Desde la antigüedad, los egipcios, griegos y romanos valoraban la elasticidad y la impermeabilidad del corcho, especialmente cuando se trataba de cerrar herméticamente botellas de vino y ánforas. En los últimos siglos otras aplicaciones han experimentado un fuerte crecimiento: lo encontramos en ergonómicas suelas de sandalias, sirve de flotador para redes de pescar, para el aislamiento económico de tejados y paredes, e incluso se utiliza como termoaislante de alta tecnología en naves espaciales.
